El ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, señaló este sábado que aún es demasiado pronto para cifrar el valor de los daños ocasionados por los disturbios de los últimos días, si bien advirtió que son “elevados”.
“No hay nación sin orden”, advirtió el político, tras haber encabezado una reunión en París con comerciantes y hosteleros para evaluar la situación a la vista de los destrozos y las pérdidas económicas.
Le Maire consideró que aún es pronto para cuantificar los daños materiales, pero señaló que son “elevados”.
Así, detalló que hay una decena de centros comerciales afectados en todo el país, 200 supermercados, 250 estancos, 250 sucursales bancarias y numerosas tiendas de distinta naturaleza, como moda y artículos de deporte, así como restaurantes de comida rápida.
El ministro hizo un llamamiento a las aseguradoras para que tramiten rápido las indemnizaciones a sus clientes y anunció que planean otras medidas de apoyo a los empresarios impactados, como la posibilidad de atrasar sus contribuciones fiscales o la extensión por una semana del periodo de rebajas, que comenzaban hoy su primer gran fin de semana.
Casi en paralelo compareció también el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti, para reiterar tras una reunión con fiscales los mensajes que ya había mandado ayer: que un tercio de los detenidos son menores (de hasta 13 años) y que los padres son responsables de sus acciones, además del rol central que están teniendo las redes sociales.
“Que nadie piense que detrás de esas redes sociales hay impunidad”, avisó.
Esta tarde, el presidente francés, Emmanuel Macron, va a celebrar una reunión con alcaldes del país para evaluar la situación.
El jefe de Estado alteró igualmente su agenda prevista a partir de mañana, cuando debía partir para una visita de Estado a Alemania, y permanecerá en Francia.
La pasada noche, al menos 1.311 personas fueron detenidas en en todo el país y 79 policías resultaron heridos, según cifras del ministerio de Interior, que también detalló que hubo 1350 vehículos incendiados y desperfectos en unos 234 edificios.
Pese a la abultada cifra de arrestos, superior a la de las jornadas precedentes, las autoridades francesas evalúan que los incidentes fueron de menor intensidad que la noche precedente.
El detonante de esta oleada de altercados fue la muerte de un joven de 17 años y ascendencia árabe llamado Nahel, que recibió un disparo mortal por parte de un policía cuando trataba de huir de un control policial en Nanterre.
Las imágenes del incidente, grabadas por testigos, desataron una fuerte indignación en el país, lo que degeneró en disturbios sobre todo en los barrios populares de las grandes ciudades y en el cinturón metropolitano de París.
Los funerales del joven se celebraron esta mañana, según había detallado la víspera Patrick Jarry, el alcalde de Nanterre, si bien en un comunicado a la prensa francesa la familia precisó que querían una jornada de “discreción” y “recogimiento”, por lo que pidieron que no acudieran periodistas.