A la 1:00 de la mañana del miércoles 7 de julio de 2021, hombres armados irrumpieron en la vivienda oficial en Puerto Príncipe del presidente número 58 de Haití: Jovenel Moïse.
La noticia corrió como pólvora. Y para la madrugada, medios de comunicación ya daban a conocer el magnicidio de Moïse, que fue confirmado por el entonces primer ministro interino y excanciller haitiano, Claude Joseph, y causó consternación en la comunidad internacional.
En la casa también estaba su esposa, Martine Moïse, quien fue herida de bala, y enviada hacia Estados Unidos para su recuperación y protección.
Sus restos fueron enterrados el 23 de julio, en su ciudad natal, Cabo Haitiano, a unos 198 kilómetros de distancia de la capital haitiana.
Pero no fue un sepelio pacífico. De hecho, las protestas de sus seguidores que reclamaban justicia hicieron que la ceremonia se retrasara por un par de horas.
El periodista haitiano Milo Milfort comentó con Listín Diario que desde el magnicidio la crisis sociopolítica y económica se ha deteriorado aún más en Haití, sobre todo con el aumento de los secuestros y los conflictos con bandas armadas.
PRIMEROS APRESAMIENTOS
El 12 de julio del mismo año, la Policía detuvo a Christian Emmanuel Sanon, de 63 años, quien presuntamente habría ayudado a organizar el asesinato.
Al principio se dijo que Sanon, a quien le encontraron cajas de municiones, fundas de rifles y pistolas, entre otros armamentos, habría entrado a territorio haitiano en un jet privado y fue la primera persona que uno de los sospechosos llamó tras el crimen.
En estos dos años han sido arrestadas más de 40 personas presuntamente vinculadas con el caso, de los cuales al menos 15 son colombianos, algunos de estos exmilitares retirados.
También fueron arrestados James Solages, de 37 años; Joseph Vincent, de 57, y Germán Rivera, de 44, acusados de conspiración y extraditados a Estados Unidos.
De acuerdo con las autoridades, los cuatro, incluido Sanon, se reunieron días antes del magnicidio, cerca de la casa del presidente para repartir el armamento usado la madrugada del 7 de julio.
A principios de año, otros cuatro fueron detenidos en Florida por la muerte de Moïse.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos informó el pasado febrero que Arcangel Pretel Ortiz, de 50 años; Antonio Intriago, de 59; Walter Veintemilla, de 54, y Frederick Bergmann, de 64, estaban siendo investigados con relación a la muerte.
Pese a los múltiples arrestos, hasta el momento solo ha sido hallado culpable el empresario haitiano- chileno Rodolphe Jaar, luego de haber confesado su participación en una asociación ilícita que resultó en la muerte del presidente. Uno de sus principales cargos es la entrega de armas de fuego a los perpetradores.
UNA CRISIS SIN FIN
En los últimos 15 años, Haití ha sido afectado por dos grandes terremotos: el del 12 de enero de 2010 que mató a más de 220,000 personas, y el del 14 de agosto de 2021 que dejó aproximadamente 1,200 muertos.
Pero esta no es su única problemática. Las precipitaciones por las lluvias inundan cada día más la esperanza de salir de la crisis.
Solo las inundaciones han afectado a más de 46,000 haitianos.
Además, la propagación de enfermedades como el cólera también han afectado al país en los últimos años.
De acuerdo con las más recientes estadísticas del Ministerio de Salud Pública de Haití (del 23 de junio) había más de 50,700 casos sospechosos de cólera y 522 muertes vinculadas a esta enfermedad.
Y no es para menos. Más de 5.2 millones de haitianos necesitan ayuda humanitaria, más de la mitad son menores de edad, explicó la jefa de Unicef, Catherine Russell, tras su visita a Haití a finales de junio de este año.
El periodista Milo Milfort explicó que Haití se ha convertido en un lugar imposible para sobrevivir.
“Lo que ha pasado desde julio de 2021 es que el país no tiene responsables ni autoridad, tengo la impresión de vivir en un país que lo controlan las bandas armadas”, explicó Milfort.
La violencia es otro de los factores que se ha multiplicado.
Los secuestros, asesinatos, abusos sexuales y reclutaciones de menores para formar parte de estas bandas han hecho que 165,000 personas se hayan desplazado dentro de Haití por la violencia perpetrada por esas organizaciones criminales.
Las estadísticas indican que al menos 846 personas fueron asesinadas en el primer trimestre de este año.
DOS AÑOS DE LA MUERTE
Este viernes 7 de julio, en el segundo aniversario del trágico final de Jovenel, la oficina del primer ministro Ariel Henry anunció duelo nacional lo que incluiría la bandera a media asta en todo el país y los centros de entretenimiento cerrados.
Aún no han convocado elecciones presidenciales, y pese a los constantes reclamos de ayuda internacional, todavía Haití espera cerrar este ciclo de crisis.
En una visita a Haití el pasado 1 de julio, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, dijo que estaba profundamente “preocupado por la extrema vulnerabilidad de las personas y las comunidades frente a estas bandas depredadoras, y en particular por el impacto desproporcionado de la violencia sobre las mujeres y las niñas”.
El pasado 22 de junio, los abogados de Martine Moïse presentaron una demanda contra los acusados en la muerte de su esposo, pidiendo una indemnización no especificada.
Moïse , quien tenía 53 años, se convirtió en presidente en 2017, luego de ser sucesor de Michel Martelly.