El Salvador está estas semanas a la espera de que el presidente, Nayib Bukele, termine de esclarecer los plazos y la forma en que dará un paso provisional hacia atrás, una renuncia formal al cargo con la que el mandatario aspira a cumplir el equilibrio judicial y legislativo que le permitirá sortear el veto constitucional para salir reelegido en 2024.
La Constitución del país centroamericano, en vigor desde el año 1983, establece a lo largo de seis artículos la teórica prohibición de dos mandatos presidenciales consecutivos, lo que hasta ahora había obligado a los jefes de Estado a abandonar el cargo tras un único periodo de cinco años.
La Carta Magna aboga por “la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República” como algo “indispensable” para el buen funcionamiento político. “La violación de esta norma obliga a la insurrección”, recoge de forma explícita, en un articulado matizado en mayo de 2021 por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, entre críticas de partidos opositores.
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Los jueces introdujeron una reinterpretación en virtud de la cual bastaba con que el presidente podía salir reelegido si técnicamente no ostentaba el poder. Según la sentencia, basta con que el jefe de Estado pida una “licencia” durante los seis meses previos al arranque formal del siguiente mandato, un plazo que a Bukele se le agota en cuestión de semanas. Las elecciones serán el 4 de febrero de 2024, pero la toma de posesión tendrá lugar el 1 de junio.
La candidatura del actual mandatario ya ha recibido el aval del Tribunal Supremo Electoral (TSE), por lo que ahora todos los ojos están puestos en los próximos movimientos de Bukele y también de la Asamblea Nacional, controlada por el oficialismo. El presidente de la Asamblea, Ernesto Castro, ha dejado claro que el plazo no se agota hasta el último día de noviembre.
Castro ha explicado que Bukele tiene teóricamente que solicitar su salida en estas próximas semanas y proponer una terna de “designados” presidenciales, para evitar cualquier posible vacío de poder, informa el periódico salvadoreño ‘El Mundo’. La Constitución establece que pueden sustituir al presidente su ‘número dos’, Félix Ulloa, o uno de esos “designados”.
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Bukele, entretanto, sigue presumiendo en sus redes sociales de los logros políticos de su mandato, entre los que hace especial bandera de la reducción de la inseguridad y del crecimiento económico. También ha ampliado esta misma semana su familia, ya que ha nacido su segunda hija.